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Como buena niña que ha crecido con Disney, era obligado esta semana ver Enredados. El nuevo clásico de la factoría de sueños es el primero realizado por completo en 3D y tras el fracaso de Tiana y el Sapo es la esperanza del estudio por recuperar un público que se le escapa. La historia es la de Rapunzel, la chica con el pelo kilométrico que está atrapada en una torre, un cuento clásico de los hermanos Grimm que os reproduzco gracias a los cuentos de hadas:
Había una vez… una pareja feliz que desde hacía mucho tiempo deseaban tener un hijo o una hija. Un día, la mujer sintió que su deseo ¡por fin! se iba a realizar.
Su casa tenía una pequeña ventana en la parte de atrás, desde donde se podía ver un jardín magnífico lleno de flores hermosas y de toda clase de plantas, árboles frutales y verduras maravillosas. Estaba rodeado por una muralla alta y nadie se atrevía a entrar porque allí vivía una bruja.
Un día, mirando hacia el jardín, la mujer se fijó en un árbol cargadito de espléndidas manzanas que se veían tan frescas y tan deliciosas que ansiaba comerlas. Su deseo crecía día a día y, como pensaba que nunca podría comerlas, comenzó a debilitarse, a perder peso y se puso pálida y frágil. Comenzaba a enfermarse.
Su esposo se preocupó y le preguntó:
—¿Qué te pasa, querida esposa?
—Ay —dijo—, ¡si no puedo comer unas manzanas del huerto que está detrás de nuestra casa, moriré!
Su esposo, que la amaba mucho, le respondió:
—No permitiré que fallezcas, querida.
Cuando oscureció, el hombre trepó la pared, entró en el jardín de la bruja y rápidamente cogió algunas de aquellas manzanas tan rojas, las fue metiendo en un pequeño saco que llevaba y corrió a entregárselas a su esposa. Ella, de inmediato, comenzó a comerlas con deleite saboreando hasta el último pedacito. Eran tan deliciosas que al día siguiente creció su deseo por comer más.
Para mantenerla contenta, su esposo sabía que tenía que ser valiente e ir al huerto otra vez. Esperó toda la tarde hasta que oscureció, pero cuando saltó la pared, se encontró cara a cara con la bruja.
—¿Cómo te atreves a entrar en mi huerto a robarte mis manzanas? —dijo ella furiosa.
—¡Ay! —contestó él—, tuve que hacerlo, tuve que venir aquí porque me sentí obligado por el peligro que amenaza a mi esposa. Ella vio tus manzanas desde la ventana y fue tan grande su deseo de comerlas que pensó que moriría si no saboreaba algunas.
Entonces la bruja dijo:
—Si es verdad lo que me has dicho, permitiré que tomes cuantas manzanas quieras, pero a cambio me tienes que dar el hijo que tu esposa va a tener. Tendrá un buen hogar y yo seré su madre.
El hombre estaba tan aterrorizado que aceptó. Cuando su esposa dio a luz una pequeña niña, la bruja vino a su casa y se la llevó. La llamó Rapunzel.
Rapunzel llegó a ser la niña más hermosa de todo el planeta. Cuando cumplió doce años, la bruja la encerró en una torre en medio de un tupido bosque. La torre no tenía escaleras ni puertas, sólo una pequeña ventana en lo alto. Cada vez que la bruja quería subir a lo alto de la torre, se paraba bajo la ventana y gritaba:
—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!
Rapunzel tenía un maravilloso y abundante cabello largo, dorado como el sol. Parecía de oro. Siempre que escuchaba el llamado de la bruja se soltaba el cabello, lo ataba alrededor de uno de los ganchos de la ventana y lo dejaba caer al piso. Entonces la bruja trepaba por la trenza de oro.
Un día un príncipe, que cabalgaba por el bosque, pasó por la torre y escuchó una canción tan gloriosa que se acercó para escuchar.
Quien cantaba era Rapunzel. Atraído por tan melodiosa voz, el príncipe buscó una puerta o una ventana para entrar a la torre pero todo fue en vano. Sin embargo, la canción le había llegado tan profundo al corazón, que lo hizo regresar al bosque todos los días para escucharla.
Uno de esos días, vio a la bruja acercarse a los pies de la torre. El príncipe se escondió detrás de un árbol para observar y la escuchó decir:
—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!
Rapunzel dejó caer su larga trenza y la bruja trepó hasta la ventana.
—¡Oh, es así como se entra a la torre! —se dijo el príncipe—. Tendré que probar mi suerte.
Al día siguiente al oscurecer, fue a la torre y llamó:
—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!
El cabello de Rapunzel cayó de inmediato y el príncipe subió. Al principio Rapunzel estaba muy asustada al ver a un hombre extraño, pero el príncipe le dijo gentilmente que la había escuchado cantar y que su dulce melodía le había robado el corazón.
Entonces Rapunzel olvidó su temor. El príncipe le preguntó si le gustaría ser su esposa a lo cual accedió de inmediato y sin pensarlo mucho porque —además de que lo vio joven y bello— estaba deseosa de salir del dominio de esa mala bruja que la tenía presa en aquel tenebroso castillo. El príncipe la venía a visitar todas las noches y la bruja, que venía sólo durante el día, no sabía nada.
Un día, en su ascenso, la bruja le dio un gran tirón en la trenza a Rapunzel y ella reaccionó cometiendo una terrible equivocación; le preguntó:
—Dime, ¿por qué eres tan pesada que me tiras del cabello, mientras que el príncipe sube hacia mí, rápido y sin hacerme daño?
—Niña perversa —gritó la bruja—, ¿qué es lo que escucho? ¡Así es que me has estado engañando!
En su furia, la bruja tomó el hermoso cabello de Rapunzel, lo enrolló un par de veces alrededor de su mano y, rápidamente, se lo cortó. Todo el cabello de oro y las maravillosas trenzas cayeron al piso. Después la bruja llevó a Rapunzel a un lugar remoto y la abandonó para que viviera en soledad.
Esa tarde, cuando oscurecía, la bruja se escondió en la torre. Pronto llegó el hijo del rey y llamó:
—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!
Cuando la bruja escuchó el llamado del príncipe, amarró el cabello de la pobre Rapunzel a un gancho de la ventana y lo dejó caer al suelo. El príncipe trepó hasta la ventana y cuál no sería su sorpresa cuando se encontró con la malvada bruja en lugar de su dulce Rapunzel.
Ella lo miró con ojos perversos y diabólicos y le dijo:
—Has perdido a Rapunzel para siempre. ¡Nunca más la verás otra vez.!
El príncipe estaba desolado. Para colmo de su desgracia, se cayó desde la ventana sobre un matorral de zarza. No murió, pero las espinas del matorral lo dejaron ciego.
Incapaz de vivir sin Rapunzel, el príncipe se internó en el bosque. Vivió muchos años comiendo frutas y raíces, hasta que un día, por casualidad, llegó al solitario lugar donde Rapunzel vivía en la miseria.
De repente, escuchó una melodiosa voz que le era conocida y se dirigió hacia ella. Cuando estaba cerca, Rapunzel lo reconoció. Al verlo se volvió loca de alegría, pero se puso triste cuando se dio cuenta de su ceguera. Lo abrazó tiernamente y lloró.
Sus lágrimas cayeron sobre los ojos del príncipe ciego. De inmediato, los ojos de él se llenaron de luz y pudo ver como antes. Entonces, feliz de estar reunido con su amor, se llevó a Rapunzel a su reino, en donde se casaron y vivieron felices para siempre.
Vayamos a la animación, de la que destacaré el pelo. La cabellera de Rapunzel es el hilo conductor de la película y como elemento importante está muy bien cuidado. Sirva de ejemplo el hecho de que Kelly Ward, técnico de software de pelo (uno de los tres especialistas de software encargados de simular el pelo de Rapunzel y de los principales personajes de la película) se doctoró en informática con una tesis que estudiaba el pelo y lleva diez años especializándose en esta área. Eso quiere decir que casi puedes tocar los pelos de la rubita y parece que sea de verdad, todo un logro en mi opinión, ya que la última inversión en tecnología del cabello no fue muy realista por mucho que dijeran. El resto de la animación muy fluída y en general sin pegas, cada vez son más expresivos los personajes humanos (y animales) y en especial los ojos de los protagonistas transmiten las emociones de una forma que no había visto antes.
Tercer punto, los personajes. Diré que Rapunzel es la primera princesa Disney con paletos y que eso la hace más que mona, aparte de esos ojazos expresivos que tiene. Muy vital e incluso “aniñada”, pero claro, si yo estuvera 18 años en una torre sin salir también me pondría histérica al salir. El guaperas de Flynt me recuerda a Aladdín por el movimiento de cejas que tiene, el peinado y el desparpajo, pero sólo es un vago recuerdo, ya que este sinvergüenza es más conquistador caradura que nuestro árabe favorito. Y la mala malísima, Madre Gothel, tiene un parecido con Michelle Pfeiffer que asusta.
La banda sonora corre en esta ocasión a cargo del oscarizado Alan Menken, especialista en hacer que nos acordemos de los musicales de broadway con temas como “Madre sabe más”. Sin duda es el mejor de los mejores para darle a Enredados una entidad propia, y unas canciones que se hacen pegadizas, aunque a mí esta vez no me ha pasado posiblemente porque estaba más interesada en la parte visual. Pero una escucha del CD lo arregla, tranquilos.
En resumen, es agradable volver a ver a Disney hacer lo que mejor saben: cuentos. Y espero que esta película sea un comienzo de una nueva etapa para el estudio. Como buena niña Disney que soy.
Por si esta parrafada no os ha convencido, os daré tres razones para ir a verla:
- Nunca me he reído hasta llorar con una película de Disney, y esta lo ha conseguido. Dos veces.
- El pelo. Tenéis que ver lo que han conseguido con la textura del pelo.
- Maximus y Pascal. Quiero un camaleón.
Ayer, mirando mi twitter me quedé de piedra al leer la noticia de que John Barry, el genio detrás de algunas de las bandas sonoras más importantes del cine, había muerto de un infarto. 77 años truncados por un corazón que no pudo seguir el ritmo de la mente de este hombre, uno de los grandes compositores del cine. Y me toca de cerca porque parte de mi infancia lleva su música, gracias a una partitura que le dió uno de sus 5 Oscar, con la que he jugado y bailado de pequeña pequeña y de la que al escucharla me llegan muy buenos recuerdos. Algún día contaré la historia de las 3 BSO’s, pero en otro momento.
Hoy quiero rendirle un homenaje al maestro que le dió una seña de identidad a James Bond, y sólo puedo hacerlo con su música, sus 5 merecidas estatuillas que son y serán parte de la Historia (con mayúsculas) del cine del siglo XX.
1966 – Nacida Libre (Born Free)
Dos estatuillas, la de mejor canción y mejor banda sonora, avalan esta emotiva historia.
1968 – El León en Invierno (The Lion in Winter)
1985 – Memorias de África (Out of Africa)
1990 – Bailando con Lobos (Dances with Wolves)
Hasta siempre, maestro.
Me explico: Desde siempre, las invasiones extraterrestres y avatares de éstos en nuestro planeta a modo de exploradores extraviados han sido un tema muy explotado. Desde Ultimátum a la Tierra (que es la más antigua que logro recordar), hemos sido invadidos y explorados innumerables veces y desde todos los puntos de vista posibles; como ejemplos famosos nombraré E.T., Independence Day, Alien y Men in Black, 4 cintas de géneros completamente distintos (aventura, acción, terror y comedia). Los avances en técnicas digitales y efectos especiales han hecho posible además, que la barrera de la realidad prácticamente desaparezca; hoy en día, con algo de dinero puedes conseguir que cualquier criatura sea medianamente creíble por CGI, y eso ha desembocado en muchas películas con extraterrestres. Y en mi humilde opinión, puede que este ‘boom‘ perjudique seriamente al cine de ciencia ficción, uno de los pocos géneros que no está cayendo en remakes estos días en los que los guionistas con historias originales pasan del cine y prefieren la televisión.
Es la ley del mercado, si un producto es caro, se fabrica poco y lo que sale, tiene calidad; pero en el momento en que se automatiza un proceso o resulta barato de hacer, salen unidades como churros y eso repercute en la calidad. Obviamente siempre habrá cintas que sigan teniendo buena calidad, pero hoy día nos anuncian morralla cada dos por tres. Por ejemplo: En menos de un año, tenemos 3 películas sobre invasiones, ya sea voluntaria o involuntariamente como Skyline, Monsters e Campo de Batalla: Los Ángeles (de próximo estreno), aunque la segunda la metería en el grupo de películas como Monstruoso (Cloverfield). La primera fue una de esas películas que vas a ver con ganas de ver efectos y una historia en plan ‘nosotros siempre ganamos’. Una americanada, para que nos entendamos. Y es justo lo contrario, lo cual no es malo, sino el mayor punto a su favor. Pero ahí acaban los cumplidos, pues aunque los efectos eran impresionantes, el argumento tiene agujeros por todas partes, prácticamente no tiene desarrollo la película, todo es planteamiento de la situación, y cuando por fin empieza a haber algo de chicha en la historia….fin. Se acaba y tu te quedas con cara de tonto porque podría haberse sacado algo interesante desarrollando el guión. El resultado es que a la gente no le gusta. Los efectos especiales no compensan la falta de guión; pero si 2012 tiene más historia, ¡y eso es decir mucho! Eso por no hablar de la sospechosa semejanza de los aliens a los cerebros de Futurama.
Monsters, en cambio, tiene más pinta de ser la típica película en la que los seres de otro planeta son sólo la excusa para desarrollar la relación entre los dos protagonistas, una película sobre miserias, pobreza, relaciones humanas….y monstruos de otro planeta de fondo. Tendrá efectos, puede que buenos, pero van a ser pocos y bien entrada la peli, para que no te distraigas del tema principal. Aún así la veré, es lo que tiene ser incondicional de este tipo de cine, pero sabiendo lo que hay. El problema, de nuevo, es el gran público, que como les venden aliens y gente perdida, quieren ver aliens y gente perdida. En general la gente reacciona mal a las sorpresas respecto al trailer, les gusta ver lo que venden y nada más, aunque realmente da igual lo que hagas y cómo lo hagas, a alguien no le va a gustar; pero esa es otra historia de la hablaremos otro día.
Volviendo al tema, no le auguro yo mucho éxito, porque ese tipo de historias, a no ser que haya muchos bichos o alguna cosa que mole, como acción, persecuciones y cosas así, no suelen funcionar.
Y vamos con el que, a priori, es la película más fuerte de las tres: Campo de Batalla: Los Ángeles. Tenemos, de nuevo, una historia de invasión extraterrestre y tal, como en Skyline, pero en el trailer te dejan bastante clarito que va a haber historias personales de varios protagonistas, con lo que tenemos ese factor humano dramón que tanto nos gusta, al estilo de Independence Day. Esperemos que no quede en algo de ese estilo, americanada total, porque para mí sería un FAIL muy grande; yo quiero algo de originalidad, innovación….ya veremos qué ocurre. En marzo concretamente.
Todo lo que he dicho no quiere decir que no me guste el hecho de que haya muchas películas de aliens con efectos conseguidos, al contrario. Pero resulta más difícil encontrar algo de calidad u original como Distrito 9. De hecho, sin los avances en efectos digitales, no podrían haberse llevado a la gran pantalla historias como la de La Niebla, realmente magnífica. Sólo pongo un ‘pero’ motivado por mi afición.
No puedo terminar esta entrada sin hablar de una cinta que espero con ganas: Paul. La historia es típica, pero el hecho de que Simon Pegg y Nick Frost lo convierte en una obligación para una fan de Zombies Party y Arma Fatal. Os dejo el trailer para los que no conozcan a este peculiar extraterrestre
Para nuestra sorpresa, el día apareció estupendo, con un solazo muy majo, así que no hubo que preocuparse por la excursión que queríamos hacer y nos fuimos al parque Disney, que está un poco a tomar por el culo. Pero antes, el desayuno friki por excelencia, una caracola de chocolate y un Van Houten Cocoa, como Konata:
Aquí un mapa del parquecillo:
Y aquí la tenéis en grande
El parque está junto al Disneyland normal, y tiene más ambientación en plan películas, tipo Port Aventura pero en plan guay: costa mediterránea, selva azteca, Nueva York, etc. Nada más llegar nos encontramos con el Spring Carnival, un número musical sobre la primavera, muy chulo, lástima la gente que había delante.
Recorriendo el puerto mediterráneo llegamos a la Isla Misteriosa, donde nos montamos en una atracción de Viaje al Centro de la Tierra bastante chula, con caída al final donde descubrí que podía gritar. Había un río en medio donde podíamos ver el Nautilus y la entrada a una atracción de 20.000 Leguas de Viaje Submarino, así que para allá nos fuimos, era más tranqui, pero la sensación de estar debajo del agua estaba lograda.
Después de admirar el volcán que había en la zona un rato más nos fuimos al Mermaid Lagoon, ambientación de La Sirenita muy lograda, donde un muy bien caracterizado y yanki Príncipe Eric secuestró a Goiuri para huir de un grupo de japonesas hiperhormonada. Descubrimos que Eric era un fresco, Goiuri le dijo que su novio podía estar celoso y contestò que seguro que no, él estaba casado y no había problema, juas. Eso sí, el momento en que se la llevó del brazo delante de las japas, y las caras de odio/asombro de éstas, fue memorable. Lo siguiente fue ver un espectáculo sobre la película con una puesta en escena y unas marionetas acojonantes, impresionante.
De ahí pasamos al Lost River Delta, donde el resto se montó en una montaña rusa que a mi me echó para atrás al ver el letrero que decía que tenía un loop de 360º. Da igual que dijeran que era una mierda, el criterio de alguien que monta en el Dragon Khan deja de ser objetivo para mí. Comimos por la zona unos filetillos de pollo con arroz y ensalada por los que nos sangraron bastante, poco abundante, pero al menos estaba rico:
Y después tocaba Agrabah y el puerto árabe, con cosillas de Aladdin. Fuimos a otra atracción/espectáculo con magia y animación 3D que no estaba mal, y si nos hubiéramos dado cuenta que había aparatitos para traducir si querías, hubiera estado mejor; menos mal que se podía entender bastante bien.
Después regresamos al Lost River Delta, se nos había pasado una atracción de Indiana Jones, estuvo chula, pero no pude disfrutarla porque estaba pendiente de si había alguna caída, e incluso me mareé. La siguiente zona a visitar era Port Discovery, un lugar en plan retrofuturista con submarinos y un muelle. Los demás se fueron a lo que parecía otra montaña rusa mientras yo me quedaba experimentando con la reflex de Zumito; al final resultó ser un simulador a puerta cerrada sobre el interior de una tormente y salieron mojados, jejeje.
Seguimos nuestro camino y entramos en el American Waterfront, con una réplica muy chula del SS Columbia. El resto de la zona era una recreación del Nueva York de los años 20, con coches y edificios de época muy chulos.
En esa misma zona fue donde me robaron la garganta, gracias a la casa del terror del lugar. Yo, como iba flipando con todo, no me fijé en que la azafata decía muchas veces “erebetaa”, o elevator(ascensor), así que cuando subimos a la altura de 5 pisos y nos dejaron caer me cagué. Descubrí que puedo gritar como una auténtica nena, sólo necesito dos caídas libres, madre mía! Salí que me temblaban las piernas, pero la experiencia estuvo bien, eso sí, no quise repetir.
Como había un espectáculo de luz y fuegos artificiales a partir de las 8, volvimos a la zona de la Sirenita a hacer tiempo, y descubrimos un laberinto con localizaciones de la peli muy chulo.
El espectáculo de luz era en el lago del puerto mediterráneo, y consistía en chorros de agua y una especie de pájaro de fuego mecánico que lanzaba bolas de fuego por las alas, me encantó; los fuegos artificiales fueron normalillos, pero aún así fueron bonitos.
Después de eso nos largamos pitando antes de que cerraran el parque y el tren se petara de gente, pero antes, una paradita para cenar en un sitio donde hacían unas hamburguesas que no estaban mal:
El lunes perro y lluvioso seguimos adelante con el planning y nos fuimos a Mitaka a una de las cosas que más ganas tenía de ver: el Museo Ghibli. El Estudio Ghibli es un estudio de animación con prestigio a nivel mundial, y su principal figura es Hayao Miyazaki, un auténtico mago de los sueños autor de películas como Mi Vecino Totoro, El Viaje de Chihiro o La Princesa Mononoke.
Lo primero que sorprende al llegar es el Totoro prácticamente a tamaño real que hay en la taquilla, te dan ganas de pedirle la entrada, jejeje. La entrada del museo, que nosotros canjeamos por las cutres sacadas en un conbini, son 3 fotogramas de una película, a nosotros nos tocaron de Totoro y Chihiro, y aunque no eran escenas clave ni nada, molaban un montón.
Y qué decir del museo? No sabría por donde empezar. La parte de abajo está llena de dioramas y animaciones mediante dibujos en serie iluminados con luz estroboscópica; en especial me gustó uno grande con figuritas con varios personajes de sus películas más conocidas. Tambien hay una sala de proyecciones en la que ponen cortos que sólo pueden verse allí; a nosotros nos tocó uno nuevo que habían hecho, sobre una niña que se va de excursión que tenía una narrativa muy peculiar, muda y con las onomatopeyas pintadas que se movían y llegaban a empujar a la niña, muy chulo.
La segunda planta mostraba el proceso de creación de una película: desde las fotos en las que basarse para hacer los diseños, bocetos, coloreado, entintado, fotolitos, etc. Las paredes estaban llenas de diseños de las pelis, había storyboards completos de algunas para ojear y pequeñas pantallas con manivelas para ver las animaciones con las hojas. Todo en un par de habitaciones abarrotadas de objetos que podrían haber sido una referencia para un diseño, calefactores, reproducciones de comida y bebida, etc., hasta vimos una botella de vino de Rioja! En el mismo piso, pero en otra sala había una exposición temporal sobre Ponyo en el Acantilado, que mostraba el proceso de animación de toda la película, pequeños vídeos sobre cómo habían hecho determinados efectos (muy currados, me quedé boquiabierta), libros y cajas con manivela para ver la animación de algunas escenas….en fin, una burrada de cosas. Mira que no me levanta pasiones la película, pero la exposición me hizo apreciar al menos el esfuerzo y el mimo que le han dedicado. Como curiosidad, tenían las más de 700.000 hojas sobre las que se hacen los fotolitos que componen la película, en mitad de la habitación, un montón enorme, jejeje, y un par de estatuas de Ponyo chulas.
Más arriba había una habitación con un Gatobús enorme de peluche para que jugaran los niños (¡¿por qué tengo que ser mayor, POR QUÉ?!) y la tienda, donde babeé todo lo que fui capaz con las chorradillas y las no tan chorradillas, como las reproducciones del avión de Porco Rosso. 5000 yennis por una reproducción a escala 1:72? Para ellos, serán careros! Eso sí, he decidido que cuando sea rica me voy a comprar la que vale 900.000 yennis, que se ve el motor lateral y el interior del avión por uno de los costados….babas…babas…liiiitros de babas.
Mi conclusión sobre el museo es que si te gusta Ghibli, vayas. Si te gusta Disney, vayas. Si te gusta la animación en general y su mundillo, vayas. Es muy visual y entretenido, más interactivo que el museo Tezuka (quizás por ser de animación y no de manga y que sus películas son mucho más recientes). Lo considero una visita obligatoria para cualquier buen aficionado, y muy recomendable como curiosidad para el turista normal. Si lleváis críos, además, os puedo asegurar que se lo van a pasar genial, está hecho para ellos y estaba llenito de ellos, aunque no se hacía molesto. No hay fotos porque están prohibidas dentro, así que os dejo con lo único exterior, el Totoro taquillero y un guardián de El Castillo en el Cielo. La segunda está dedicada a los que no se creen que estoy aquí comiendo onigiris como una cerda:
Después de comer en un sukiya un gyudon con sopa de miso (cómo no, si, lo se, somos adictos xD) y tener una conversación surrealista con un vejete, intentamos seguir con el plan, pero fue un fracaso. Nuestra intención era subir a la torre Mori, un rascacielos de Roppongi desde el que se ven unas vistas de Tokyo acojonantes, pero al salir del metro nos encontramos esto:
Así que quisimos probar suerte con la torre de Tokyo, que se veía desde la zona, y nos encontramos esto:
Decidimos que no era un buen día para visitar los miradores, así que fuimos a Shibuya a hacer tiempo, ya que a las 7 habíamos quedado con Razi y Nana (sé que está a huevo, pero nada de bromas perrunas xD), coleguillas de Zumi que viven en Tokyo. El primero es el tipo con el que vino la primera vez al país y ella es una japa que se ha criado en Vallecas pero que ahora estudia aquí. Y cómo se pasan 3 horas en Shibuya? Tomando un Matcha Frapuccino (batido helado de té verde) en el Starbucks e intentando grabar el cruce de Shibuya, el más transitado del mundo mundial.
Y digo intentando porque deben de estar un poco hasta los cojones de que los gaijines (extranjeros) se agolpen en las cristaleras que dan al cruce y colapsen el pasillo del local, porque no dejaban grabar ni hacer fotos; yo lo intenté con ayuda de unos americanos que había cerca que me chivaron cuando se fué el camarero y no pude grabar un puñetero semáforo en verde entero. Y ahí estaba yo poniendo a parir al chino y a la china del delantal cuando llegaron 5 rubios caucásicos grandotes y se pusieron a hacer fotos con flash con total impunidad. Yo, claro, con cara de “qué coño es esto!?” mientras ellos seguían a lo suyo y ni rastro de los chinorris. Cuando se fueron llego un negraco con su novia rubia (no sé porqué, pero siempre llevan tías rubias al lado, por qué será?) y se puso a hacer fotos con flash también. Ahí yo, con los cojoncillos tocados como los tenía, le eché morro y le pedí que me hiciera un hueco para grabar el puñetero semáforo, y lo conseguí, aunque con flashazos reflejados en el cristal (sigh).
Entre pitos y flautas, nuestro frapuccino eterno llegó a su fin y nos largamos a Kabukichô, donde habíamos quedado con Nana y Razi. El plan era simple, beber bajo los cerezos, muy japonés, verdad? Estuvimos buscando un sitio del que le habían hablado a Nana, un canal flanqueado por cerezacos que era precioso, y nos fuimos a un conbini a por unas birras y a charlar. Deciros que el hanami, si es por la noche tiene otro nombre, Yôzakura, curioso, verdad?
Nos recorrimos el canal un buen trecho y entre risas y burradas varias nos metimos en una tasca a seguir con la fiesta, a base de raciones de yakitori, yakisoba y alguna cosa más de la que no me acuerdo, todo ello regado con cervecita. Una buena noche, y muy majos los dos, nos echamos una buenas risas. Luego, todos contentillos (unos más que otros) nos fuimos cada mochuelo a su olivo, que al día siguiente teníamos días atareados.
Los que me conocen (que son unos pocos desgraciados armados de paciencia) saben que soy una fanática de esta serie de Nickleodeon, y como no podía ser de otra manera, tengo grandes espectativas en su versión cinematográfica. El motivo principal es que la dirige uno de los directores con más sello personal actuales, M. Night Shyamalan, que por primera vez dirige un guión ajeno (aunque ha metido mano, tenía que pasar) para contarnos la historia del Avatar, señor de los 4 elementos reencarnado en un niño de 10 años, que debe terminar con la guerra que dura ya 100 años iniciada por la ambiciosa Nación del Fuego.
Ya hablaré largo y tendido de la película a mi regreso, pero como mi adaptación al horario japonés sigue y llevo desde las 5 despierta, he decidido daros la sorpresa que me he encontrado yo mirando mi correo y redes sociales varias: ha salido de la nada un nuevo trailer. Contiene casi todas las imágenes del anterior trailer largo, pero lleva algunas pequeñas escenas entre medias que harán las delicias de quienes han visto la serie.
Las últimas frases son simplemente magníficas, y escuchamos por fin la voz de Noah Ringer, intérprete de nuestro niño pelón favorito, Aang:
- I don’t deserve their praise.
- You will.
Decir que como excepción, esta noticia no va en la pequeña lista de correo con la que mantengo informados a amigos y conocidos, así que si alguno de vosotros lee esto, pasad el mensaje, por favor.
Y nada más, voy a hacer algo productivo como preparar las cosas que tengo que estudiar en el viaje de vuelta a España, porque señores, al día siguiente tengo un examen, ¿no es bonito?
PD: Recordad que todas las noticias acerca de esta película las tendréis aquí en castellano antes que en ningún otro sitio (sólo en inglés son más rápidos, y no hay mucha diferencia). Y si no, mirad vuestros blogs de cine habituales
Cada vez son más las películas que te la juegan con los trailers que nos hacen comer en los previos del cine, el secretismo a la hora de dar avances en las producciones hollywoodienses se extiende como un cancer y está llegando un punto en el que ya no sabes lo que vas a encontrarte cuando vas al cine. Si no sabéis de lo que estoy hablando sólo tenéis que ver los trailers de las películas de M. Night Shyamalan, que te engañan como a un chino y que en mi opinión es parte de las razones por las que este director se ha ganado enemigos. Pero ese es otro tema.
El libro de Eli es otro buen ejemplo de cómo hacer que las masas vayan a ver una película que, a priori, muchos ni nos plantearíamos visionar. Pero antes de meternos en el meollo veamos el trailer:
Seguro que aquí El Listo Que Todo Lo Sabe© me dirá que esto es sólo un teaser, un adelanto, y que salieron más trailers en los que se ve de qué va; pero en mi caso, que vivo en una ciudaducha de tres al cuarto con un cine un poco caca en ciertos aspectos, esto es lo único que ví, y no una ni dos veces. Así pues, visto el adelanto visual, la peli pinta que te cagas: Denzel Washington y Gary Oldman en un filme apocalíptico tipo La Carretera, pero con más hostias. Genial.
Pues no.
Esta película se parece a La Carretera lo mismo que un higo a una castaña. Aquí nos cuenta cómo Eli (un Denzel Washington un poco soso y carapalo) es un caminante que porta la salvación de la Humanidad en un futuro devastado por una guerra, un libro. Pero ese libro es codiciado por muchos, entre ellos Carnegie (interpretado cómo no por Gary Oldman, magnífico como siempre en los papeles de villano), el cacique jefe de un grupo de matones, que quieren el libro para obtener poder. El problema y jugarreta de esta película es que el susodicho libro es La Biblia (no es spoiler, en el trailer definitivo se ve claramente). ¿Y por qué es un problema? Pues porque al adentrarnos en el terreno místico/religioso la cosa puede desagradar a la gente.
Sin embargo, en mi caso (engañada como una quinceañera igual que muchos), esta desilusión y desazón se convirtió en un interés creciente según se desarrolla la película, que tiene un par de giros interesantes y que plantea la necesidad de creer en algo en situaciones adversas como la única forma de seguir adelante, y aún siendo atea reconozco la verdad del planteamiento. La fe te da fuerzas para luchar, mueve masas, y tenemos cientos de pruebas de ello (no siempre buenas): las cruzadas, la Jihad, la estulticia estadounidense contra el MAL….el hombre es capaz de lo mejor y lo peor en nombre de algo que, aunque no existiera, significa la promesa de algo mejor. Cómo algo tan abstracto puede ser tangible para la gente que no tiene nada es el Poder y la Salvación, depende de quién lo mire, y ahí reside el interés de este filme. Sin ser realmente gran cosa, resulta entretenida, y puede ser una experiencia interesante. Y Denzel Washington dando machetazos siempre es un motivo más.
En definitiva, no es una gran película, pero si lo que pretendían los hermanos Hughes (que dirigieron Desde el Infierno y van a dirigir la adaptación de Akira OMG!) era una discusión entre fe y razón, creencias y pruebas, a juzgar por la conversación que siguió después de la proyección entre mi grupo, lo han conseguido.
PD: Por si no le ha quedado claro a alguien, la peli es ni fu ni fa, entretenida, pero bastante del montón. Y he puestos ejemplos sobre los actos humanos movidos por la fé negativos porque es lo primero que se me pasa por la cabeza cuando pienso en ello, lo siento.
Ayer ví en la web de Misión Tokyo el anuncio de que Richard Gere iba a protagonizar una película sobre la historia del perro más famoso de Japón, Hachiko. En parte me alegra que gracias a la falta de originalidad estadounidense se recuerden estos hechos, pero no quisiera que se olvidara el film japonés del cual procede el remake, como he podido ver en bastantes comentarios en youtube. Os cuento los hechos reales para quien no los conozca:
En 1924, el profesor Hidesaburô Ueno adoptó a un cachorro de raza Akita y lo llevó a vivir consigo a Tokyo, donde trabajaba en la universidad. El profesor y su perro tenían una relación muy estrecha, y el can le acompañaba todos los días a la estación de metro de Shibuya, donde le esperaba cuando volvía por las noches. En 1925, el profesor sufrió un infarto en la universidad y murió, no pudiendo llegar a la estación donde le seguía esperando Hachiko. A pesar de los intentos de retenerlo, el perro se escapaba e iba todos los días a la estación donde su amo debía aparecer; la gente que frecuentaba el lugar y que había visto a los dos juntos empezó a dar de comer y cuidar al animal para que su espera no le llevara a la muerte. Así continuó durante 10 años más, hasta el día de su muerte en 1935. La historia se hizo muy popular y se colocó una estatua en su honor a la puerta de la estación de Shibuya, un barrio muy concurrido y popular de Tokyo hoy en día. Como curiosidad decir que el cuerpo de Hachiko se conserva en el Museo Nacional de Ciencias de Tokyo.
En 1987, Seijirô Kôyama dirigió el largometraje Hachiko Monogatari (la historia de Hachiko), que constituyó un auténtico éxito de taquilla. La película narra la vida del can, desde su nacimiento hasta su muerte, y es realmente emotiva.
Iba a poner el trailer del remake de Gere, pero prefiero reservarle el honor a este otro vídeo. Porque Hachiko se lo merece.
PD: Si alguien tiene curiosidad por saber más de esta historia, en la wikipedia hay un artículo muy majo, en sus dos versiones (inglés y español).
Siguiendo la iniciativa de mis amigas las nubecitas, y aprovechando que el buen tiempo primaveral invita a la actividad, me gustaría proponer una cosa. Estas buenas mujeres, en su fantabuloso blog (que deberíais seguir) a propósito de haber visto Slumdog Millionaire, pensaron que sería divertido que sus lectores les mandaran un vídeo de ellos mismos bailando Jai Ho!, la oscarizada canción que aparece en los créditos, y que tiene una coreografía made in Bollywood bastante pegadiza. Como en parte es culpa mía que se decidieran a hacer la convocatoria y prefiero postear chorradas en lugar de hablar de la película en sí creo que sería buena idea ampliar la convocatoria a mis lectores, aunque sé que algunos leéis los dos blogs. Así que animáos y mandadme un vídeo de vosotros bailando un paso o varios de Jai Ho! a la dirección del lateral (o a ellas, como veáis). De plazo tenéis hasta el 24 de Abril.
“¿Y por qué voy a mandar un vídeo haciendo bailando ese baile raro?¡Con lo bien que estoy yo en el sofá rascándome la pelusilla del ombligo!”, diréis algunos de vosotros. Pues porque servidora va a aportar su granito de arena y va a bailar completa la canción, al igual que el resto de las perversas mentes que gestaron este proyecto. Y porque no hace falta que se os vea la cara en el vídeo, todos sabemos que las máscaras, gorras y pasamontañas sirven bien para estos propósitos. Así que no seáis tímidos y mandadnos vuestro propio Jai Ho!
Os dejo con la canción, para aquellos que no la conozcáis
Jai Ho – Slumdog Millionaire – The most amazing videos are a click away