Como buena niña que ha crecido con Disney, era obligado esta semana ver Enredados. El nuevo clásico de la factoría de sueños es el primero realizado por completo en 3D y tras el fracaso de Tiana y el Sapo es la esperanza del estudio por recuperar un público que se le escapa. La historia es la de Rapunzel, la chica con el pelo kilométrico que está atrapada en una torre, un cuento clásico de los hermanos Grimm que os reproduzco gracias a los cuentos de hadas:

Había una vez… una pareja feliz que desde hacía mucho tiempo deseaban tener un hijo o una hija. Un día, la mujer sintió que su deseo ¡por fin! se iba a realizar.

Su casa tenía una pequeña ventana en la parte de atrás, desde donde se podía ver un jardín magnífico lleno de flores hermosas y de toda clase de plantas, árboles frutales y verduras maravillosas. Estaba rodeado por una muralla alta y nadie se atrevía a entrar porque allí vivía una bruja.

Un día, mirando hacia el jardín, la mujer se fijó en un árbol cargadito de espléndidas manzanas que se veían tan frescas y tan deliciosas que ansiaba comerlas. Su deseo crecía día a día y, como pensaba que nunca podría comerlas, comenzó a debilitarse, a perder peso y se puso pálida y frágil. Comenzaba a enfermarse.

Su esposo se preocupó y le preguntó:

—¿Qué te pasa, querida esposa?

—Ay —dijo—, ¡si no puedo comer unas manzanas del huerto que está detrás de nuestra casa, moriré!

Su esposo, que la amaba mucho, le respondió:

—No permitiré que fallezcas, querida.

Cuando oscureció, el hombre trepó la pared, entró en el jardín de la bruja y rápidamente cogió algunas de aquellas manzanas tan rojas, las fue metiendo en un pequeño saco que llevaba y corrió a entregárselas a su esposa. Ella, de inmediato, comenzó a comerlas con deleite saboreando hasta el último pedacito. Eran tan deliciosas que al día siguiente creció su deseo por comer más.

Para mantenerla contenta, su esposo sabía que tenía que ser valiente e ir al huerto otra vez. Esperó toda la tarde hasta que oscureció, pero cuando saltó la pared, se encontró cara a cara con la bruja.

—¿Cómo te atreves a entrar en mi huerto a robarte mis manzanas? —dijo ella furiosa.

—¡Ay! —contestó él—, tuve que hacerlo, tuve que venir aquí porque me sentí obligado por el peligro que amenaza a mi esposa. Ella vio tus manzanas desde la ventana y fue tan grande su deseo de comerlas que pensó que moriría si no saboreaba algunas.

Entonces la bruja dijo:

—Si es verdad lo que me has dicho, permitiré que tomes cuantas manzanas quieras, pero a cambio me tienes que dar el hijo que tu esposa va a tener. Tendrá un buen hogar y yo seré su madre.

El hombre estaba tan aterrorizado que aceptó. Cuando su esposa dio a luz una pequeña niña, la bruja vino a su casa y se la llevó. La llamó Rapunzel.

Rapunzel llegó a ser la niña más hermosa de todo el planeta. Cuando cumplió doce años, la bruja la encerró en una torre en medio de un tupido bosque. La torre no tenía escaleras ni puertas, sólo una pequeña ventana en lo alto. Cada vez que la bruja quería subir a lo alto de la torre, se paraba bajo la ventana y gritaba:

—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!

Rapunzel tenía un maravilloso y abundante cabello largo, dorado como el sol. Parecía de oro. Siempre que escuchaba el llamado de la bruja se soltaba el cabello, lo ataba alrededor de uno de los ganchos de la ventana y lo dejaba caer al piso. Entonces la bruja trepaba por la trenza de oro.

Un día un príncipe, que cabalgaba por el bosque, pasó por la torre y escuchó una canción tan gloriosa que se acercó para escuchar.

Quien cantaba era Rapunzel. Atraído por tan melodiosa voz, el príncipe buscó una puerta o una ventana para entrar a la torre pero todo fue en vano. Sin embargo, la canción le había llegado tan profundo al corazón, que lo hizo regresar al bosque todos los días para escucharla.

Uno de esos días, vio a la bruja acercarse a los pies de la torre. El príncipe se escondió detrás de un árbol para observar y la escuchó decir:

—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!

Rapunzel dejó caer su larga trenza y la bruja trepó hasta la ventana.

—¡Oh, es así como se entra a la torre! —se dijo el príncipe—. Tendré que probar mi suerte.

Al día siguiente al oscurecer, fue a la torre y llamó:

—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!

El cabello de Rapunzel cayó de inmediato y el príncipe subió. Al principio Rapunzel estaba muy asustada al ver a un hombre extraño, pero el príncipe le dijo gentilmente que la había escuchado cantar y que su dulce melodía le había robado el corazón.

Entonces Rapunzel olvidó su temor. El príncipe le preguntó si le gustaría ser su esposa a lo cual accedió de inmediato y sin pensarlo mucho porque —además de que lo vio joven y bello— estaba deseosa de salir del dominio de esa mala bruja que la tenía presa en aquel tenebroso castillo. El príncipe la venía a visitar todas las noches y la bruja, que venía sólo durante el día, no sabía nada.

Un día, en su ascenso, la bruja le dio un gran tirón en la trenza a Rapunzel y ella reaccionó cometiendo una terrible equivocación; le preguntó:

—Dime, ¿por qué eres tan pesada que me tiras del cabello, mientras que el príncipe sube hacia mí, rápido y sin hacerme daño?

—Niña perversa —gritó la bruja—, ¿qué es lo que escucho? ¡Así es que me has estado engañando!

En su furia, la bruja tomó el hermoso cabello de Rapunzel, lo enrolló un par de veces alrededor de su mano y, rápidamente, se lo cortó. Todo el cabello de oro y las maravillosas trenzas cayeron al piso. Después la bruja llevó a Rapunzel a un lugar remoto y la abandonó para que viviera en soledad.

Esa tarde, cuando oscurecía, la bruja se escondió en la torre. Pronto llegó el hijo del rey y llamó:

—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!

Cuando la bruja escuchó el llamado del príncipe, amarró el cabello de la pobre Rapunzel a un gancho de la ventana y lo dejó caer al suelo. El príncipe trepó hasta la ventana y cuál no sería su sorpresa cuando se encontró con la malvada bruja en lugar de su dulce Rapunzel.

Ella lo miró con ojos perversos y diabólicos y le dijo:

—Has perdido a Rapunzel para siempre. ¡Nunca más la verás otra vez.!

El príncipe estaba desolado. Para colmo de su desgracia, se cayó desde la ventana sobre un matorral de zarza. No murió, pero las espinas del matorral lo dejaron ciego.

Incapaz de vivir sin Rapunzel, el príncipe se internó en el bosque. Vivió muchos años comiendo frutas y raíces, hasta que un día, por casualidad, llegó al solitario lugar donde Rapunzel vivía en la miseria.

De repente, escuchó una melodiosa voz que le era conocida y se dirigió hacia ella. Cuando estaba cerca, Rapunzel lo reconoció. Al verlo se volvió loca de alegría, pero se puso triste cuando se dio cuenta de su ceguera. Lo abrazó tiernamente y lloró.

Sus lágrimas cayeron sobre los ojos del príncipe ciego. De inmediato, los ojos de él se llenaron de luz y pudo ver como antes. Entonces, feliz de estar reunido con su amor, se llevó a Rapunzel a su reino, en donde se casaron y vivieron felices para siempre.

Respecto al cuento, como supongo que adivinaréis, la película tiene cambios, dándole más protagonismo a Rapunzel y convirtiéndola de una chiquilla a merced de la bruja a una jovencita que quiere tomar las riendas de su destino y salir de la torre donde está confinada; también convierte al príncipe en un sinvergüenza ladrón con más cara que espalda, y alguna cosilla más “made in Disney” como los animalillos acompañantes, pero en general son modificaciones que benefician a la historia, que tiene un punto dramático bastante importante (y un poco lacrimógeno, pero no demasiado). La historia está muy bien llevada, con momentos tiernos, divertidos, persecuciones y final trepidante y feliz, muy en la línea de los clásicos de siempre, y es un gusto ver cómo Disney se pone las pilas frente a los otros grandes de la animación como Dreamworks y la Fox; y a pesar de que Pixar forme parte de Disney, el estudio propiamente dicho estaba perdiendo un poco de fuelle y perdiendo terreno. 

Vayamos a la animación, de la que destacaré el pelo. La cabellera de Rapunzel es el hilo conductor de la película y como elemento importante está muy bien cuidado. Sirva de ejemplo el hecho de que Kelly Ward, técnico de software de pelo (uno de los tres especialistas de software encargados de simular el pelo de Rapunzel y de los principales personajes de la película) se doctoró en informática con una tesis que estudiaba el pelo y lleva diez años especializándose en esta área. Eso quiere decir que casi puedes tocar los pelos de la rubita y parece que sea de verdad, todo un logro en mi opinión, ya que la última inversión en tecnología del cabello no fue muy realista por mucho que dijeran. El resto de la animación muy fluída y en general sin pegas, cada vez son más expresivos los personajes humanos (y animales) y en especial los ojos de los protagonistas transmiten las emociones de una forma que no había visto antes.

Tercer punto, los personajes. Diré que Rapunzel es la primera princesa Disney con paletos y que eso la hace más que mona, aparte de esos ojazos expresivos que tiene. Muy vital e incluso “aniñada”, pero claro, si yo estuvera 18 años en una torre sin salir también me pondría histérica al salir. El guaperas de Flynt me recuerda a Aladdín por el movimiento de cejas que tiene, el peinado y el desparpajo, pero sólo es un vago recuerdo, ya que este sinvergüenza es más conquistador caradura que nuestro árabe favorito. Y la mala malísima, Madre Gothel, tiene un parecido con Michelle Pfeiffer que asusta.

La banda sonora corre en esta ocasión a cargo del oscarizado Alan Menken, especialista en hacer que nos acordemos de los musicales de broadway con temas como “Madre sabe más”. Sin duda es el mejor de los mejores para darle a Enredados una entidad propia, y unas canciones que se hacen pegadizas, aunque a mí esta vez no me ha pasado posiblemente porque estaba más interesada en la parte visual. Pero una escucha del CD lo arregla, tranquilos.

En resumen, es agradable volver a ver a Disney hacer lo que mejor saben: cuentos. Y espero que esta película sea un comienzo de una nueva etapa para el estudio. Como buena niña Disney que soy.

Por si esta parrafada no os ha convencido, os daré tres razones para ir a verla:

  1. Nunca me he reído hasta llorar con una película de Disney, y esta lo ha conseguido. Dos veces.
  2. El pelo. Tenéis que ver lo que han conseguido con la textura del pelo.
  3. Maximus y Pascal. Quiero un camaleón.
Para quien tenga curiosidad, os dejo un enlace a un reportaje exhaustivo del blog Informemos de Disney en el que encontraréis bocetos, clips, entrevistas y muchas curiosidades sobre la realización de esta película, que lo disfrutéis.

4 comentarios para “Enredados: Disney vuelve a casa”

  • Studio Kawaii:

    Pues habrá que verla, que tiene buena pinta, jeje :D
    No sabía lo de la tecnología del pelo y el animador encargado de él o_o otro punto más para ver la película a ver lo que han conseguido hacer.
    La verdad es que después del batacazo de Tiana y el sapo, ahora parece que por fin se ponen las pilas estos de Disney.
    Una pregunta ¿qué tal las canciones? porque he oído que son cantadas por Bustamante…eso me echa pelín para atrás D:

  • Alberto / Zumito:

    Pues la apunto a mi lista de pendientes. A ver si encuentro a alguien que me acompañe a verla en 3D antes de que la quiten del cine.

  • Anabel:

    El pelo no es lo único que tienen trabajadísimo en Rapunzel. Mira el artículo que sale nada más y nada menos que en Investigación y Ciencia.

    http://www.investigacionyciencia.es/03065373000681/Rapunzel_y_las_leyes_de_la_física.htm

    A mi la verdad es que las canciones me sobraron, me estaba acostumbrando a película donde aunque hubiera no cantaban los personajes, como Tarzán y Hermano Oso. La verdad lo prefiero así, ya me queda raro cuando se ponen a cantar, que después de todo tampoco tiene tanto ambiente de musical. Es más bien comedia de aventuras. Diré mas cositas que quiero tb postear.

  • Sayuri:

    @Studiokawaii las canciones están muy bien, y Bustamante sólo canta el tema de los créditos (con Marta Sánchez). Mirate los enlaces de la entrada, que está el de spotify ;)

    @Zumito espero que se tire una buena temporada en cartel, así que tendrás tiempo de verla, y a mí no me importa repetir ;)

    @Anabel le he echado un vistazo al artículo y es una pasada, no recordaba el movimiento de las telas, y sí que está currado!
    Yo supongo que soy una nostálgica de los clásicos antiguos, y ésta tiene sabor viejuno hasta en el hecho de ponerse a cantar porque sí jejeje :)

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