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¿Os acordáis que ayer hizo un buen día? Pues para compensarlo, hoy tuvimos un tiempo de perros, con lluvia cada dos por tres, vientaco y de perros completamente. Pero el plan hay que seguirlo, así que volvimos a ser valientes y nos fuimos a Odaiba, una isla artificial en la que hay mogollón de edificios de oficinas entre otras cosas. No, no vimos a ningún Niño Elegido ni ningún Digimon, ojalá. La isla está unida al continente por el Rainbow Bridge y tiene una réplica de la Estatua de la Libertad pequeñita en uno de los paseos que hay a lo largo de la orilla.

Los estudios de Fuji TV también son famosos, sobre todo por el mirador en forma de bola que hay en la parte de arriba y la exposición sobre los programas que emiten que tienen casi siempre, con vistas a los estudios.
Antes de comer nos fuimos al Toyota City Showcase, una especie de edificio de exhibición de la marca donde te mostraban nuevos modelos, modelos tuneados a lo kawaii, distintos coches de carreras y simuladores de carreras y de conducción, muy recomendable si os gustan los coches:

La comida fue de McDonalds, una Teriyaki con huevo o Teritama como dicen ellos y una hamburguesa de gambas para Zumi, me gusta más la de gambas, muy rica.

Lo siguiente que tocaba era ir a la tienda Ghibli de al lado, donde tenían un Gatobús de peluche con el que no pude evitar hacer esto:

Al final no me atreví a entrar en el Sega Joypolis, un edificio con mogollón de simuladores y maquinitas de los ganchos, me mareo con facilidad y en un simulador de la Toyota City había salido algo revuelta, así que nos volvimos para Akiba a curiosear en el Book Off, donde me pillé el artbook de Nausicäa y de RG Veda a bastante buen precio, de segunda mano y buen estado. ¿Os he dicho lo que me molan estas tiendas?

Para cenar habíamos quedado con Iker y Goiuri para ir al Akiba Kare, un sitio donde daban kebab y cosas así y donde nos pedimos unas tortas de pan rellenas de queso y carne y queso, aparte de un pan de ajo que no fuimos capaces de terminar.

Y llenísimos como estábamos, para variar, nos fuimos a morir al hotel, que al día siguiente, si el tiempo nos acompañaba, nos tocaba ir al Disney Sea.

PD: HE HA DICHO GENTE QUE NO ENTIENDE LAS COSAS QUE EXPLICO EN EL BLOG, AUNQUE INTENTO ACLARAR LO QUE CREO QUE NO PUEDE ENTENDER MI FAMILIA Y DEMÁS GENTE NO PUESTA EN LA JERGA DE ESTAS COSAS. ES COMPRENSIBLE YA QUE ESCRIBO LAS ENTRADAS DE MADRUGADA, HECHA POLVO Y CON UN POCO DE PRISA POR ACOSTARME, PERO DE TODAS MANERAS, SI TENÉIS DUDAS, DEJAD UN COMENTARIO, QUE NO CUESTA DINERO NI MUERDO (TODAVIA).

El lunes perro y lluvioso seguimos adelante con el planning y nos fuimos a Mitaka a una de las cosas que más ganas tenía de ver: el Museo Ghibli. El Estudio Ghibli es un estudio de animación con prestigio a nivel mundial, y su principal figura es Hayao Miyazaki, un auténtico mago de los sueños autor de películas como Mi Vecino Totoro, El Viaje de Chihiro o La Princesa Mononoke.

Lo primero que sorprende al llegar es el Totoro prácticamente a tamaño real que hay en la taquilla, te dan ganas de pedirle la entrada, jejeje. La entrada del museo, que nosotros canjeamos por las cutres sacadas en un conbini, son 3 fotogramas de una película, a nosotros nos tocaron de Totoro y Chihiro, y aunque no eran escenas clave ni nada, molaban un montón.

Y qué decir del museo? No sabría por donde empezar. La parte de abajo está llena de dioramas y animaciones mediante dibujos en serie iluminados con luz estroboscópica; en especial me gustó uno grande con figuritas con varios personajes de sus películas más conocidas. Tambien hay una sala de proyecciones en la que ponen cortos que sólo pueden verse allí; a nosotros nos tocó uno nuevo que habían hecho, sobre una niña que se va de excursión que tenía una narrativa muy peculiar, muda y con las onomatopeyas pintadas que se movían y llegaban a empujar a la niña, muy chulo.

La segunda planta mostraba el proceso de creación de una película: desde las fotos en las que basarse para hacer los diseños, bocetos, coloreado, entintado, fotolitos, etc. Las paredes estaban llenas de diseños de las pelis, había storyboards completos de algunas para ojear y pequeñas pantallas con manivelas para ver las animaciones con las hojas. Todo en un par de habitaciones abarrotadas de objetos que podrían haber sido una referencia para un diseño, calefactores, reproducciones de comida y bebida, etc., hasta vimos una botella de vino de Rioja! En el mismo piso, pero en otra sala había una exposición temporal sobre Ponyo en el Acantilado, que mostraba el proceso de animación de toda la película, pequeños vídeos sobre cómo habían hecho determinados efectos (muy currados, me quedé boquiabierta), libros y cajas con manivela para ver la animación de algunas escenas….en fin, una burrada de cosas. Mira que no me levanta pasiones la película, pero la exposición me hizo apreciar al menos el esfuerzo y el mimo que le han dedicado. Como curiosidad, tenían las más de 700.000 hojas sobre las que se hacen los fotolitos que componen la película, en mitad de la habitación, un montón enorme, jejeje, y un par de estatuas de Ponyo chulas.

Más arriba había una habitación con un Gatobús enorme de peluche para que jugaran los niños (¡¿por qué tengo que ser mayor, POR QUÉ?!) y la tienda, donde babeé todo lo que fui capaz con las chorradillas y las no tan chorradillas, como las reproducciones del avión de Porco Rosso. 5000 yennis por una reproducción a escala 1:72? Para ellos, serán careros! Eso sí, he decidido que cuando sea rica me voy a comprar la que vale 900.000 yennis, que se ve el motor lateral y el interior del avión por uno de los costados….babas…babas…liiiitros de babas.

Mi conclusión sobre el museo es que si te gusta Ghibli, vayas. Si te gusta Disney, vayas. Si te gusta la animación en general y su mundillo, vayas. Es muy visual y entretenido, más interactivo que el museo Tezuka (quizás por ser de animación y no de manga y que sus películas son mucho más recientes). Lo considero una visita obligatoria para cualquier buen aficionado, y muy recomendable como curiosidad para el turista normal. Si lleváis críos, además, os puedo asegurar que se lo van a pasar genial, está hecho para ellos y estaba llenito de ellos, aunque no se hacía molesto. No hay fotos porque están prohibidas dentro, así que os dejo con lo único exterior, el Totoro taquillero y un guardián de El Castillo en el Cielo. La segunda está dedicada a los que no se creen que estoy aquí comiendo onigiris como una cerda:



Después de comer en un sukiya un gyudon con sopa de miso (cómo no, si, lo se, somos adictos xD) y tener una conversación surrealista con un vejete, intentamos seguir con el plan, pero fue un fracaso. Nuestra intención era subir a la torre Mori, un rascacielos de Roppongi desde el que se ven unas vistas de Tokyo acojonantes, pero al salir del metro nos encontramos esto:


Así que quisimos probar suerte con la torre de Tokyo, que se veía desde la zona, y nos encontramos esto:


Decidimos que no era un buen día para visitar los miradores, así que fuimos a Shibuya a hacer tiempo, ya que a las 7 habíamos quedado con Razi y Nana (sé que está a huevo, pero nada de bromas perrunas xD), coleguillas de Zumi que viven en Tokyo. El primero es el tipo con el que vino la primera vez al país y ella es una japa que se ha criado en Vallecas pero que ahora estudia aquí. Y cómo se pasan 3 horas en Shibuya? Tomando un Matcha Frapuccino (batido helado de té verde) en el Starbucks e intentando grabar el cruce de Shibuya, el más transitado del mundo mundial.


Y digo intentando porque deben de estar un poco hasta los cojones de que los gaijines (extranjeros) se agolpen en las cristaleras que dan al cruce y colapsen el pasillo del local, porque no dejaban grabar ni hacer fotos; yo lo intenté con ayuda de unos americanos que había cerca que me chivaron cuando se fué el camarero y no pude grabar un puñetero semáforo en verde entero. Y ahí estaba yo poniendo a parir al chino y a la china del delantal cuando llegaron 5 rubios caucásicos grandotes y se pusieron a hacer fotos con flash con total impunidad. Yo, claro, con cara de “qué coño es esto!?” mientras ellos seguían a lo suyo y ni rastro de los chinorris. Cuando se fueron llego un negraco con su novia rubia (no sé porqué, pero siempre llevan tías rubias al lado, por qué será?) y se puso a hacer fotos con flash también. Ahí yo, con los cojoncillos tocados como los tenía, le eché morro y le pedí que me hiciera un hueco para grabar el puñetero semáforo, y lo conseguí, aunque con flashazos reflejados en el cristal (sigh).

Entre pitos y flautas, nuestro frapuccino eterno llegó a su fin y nos largamos a Kabukichô, donde habíamos quedado con Nana y Razi. El plan era simple, beber bajo los cerezos, muy japonés, verdad? Estuvimos buscando un sitio del que le habían hablado a Nana, un canal flanqueado por cerezacos que era precioso, y nos fuimos a un conbini a por unas birras y a charlar. Deciros que el hanami, si es por la noche tiene otro nombre, Yôzakura, curioso, verdad?


Nos recorrimos el canal un buen trecho y entre risas y burradas varias nos metimos en una tasca a seguir con la fiesta, a base de raciones de yakitori, yakisoba y alguna cosa más de la que no me acuerdo, todo ello regado con cervecita. Una buena noche, y muy majos los dos, nos echamos una buenas risas. Luego, todos contentillos (unos más que otros) nos fuimos cada mochuelo a su olivo, que al día siguiente teníamos días atareados.

Últimamente no tengo mucho tiempo, entre trabajos de la universidad, parciales y demás, pero como hay que actualizar, les traigo una escena de una de mis películas de animación favoritas. Mi vecino Totoro, del maestro Hayao Miyazaki, es una historia sin complicaciones, sobre una familia, sus experiencias cuando se mudan al campo, y en especial sobre las dos hijas y las aventuras que viven con los espíritus que habitan el bosque cercano a la casa. Detallista, emotiva, divertida, imaginativa… no hay suficientes adjetivos para describirla.
Os dejo una de las escenas más conocidas, en la que las dos niñas protagonistas están esperando bajo la lluvia al autobús y se encuentran con alguien….inesperado.

Actualización: Por desgracia retiraron de Youtube el vídeo con la escena completa, lo único que he podido encontrar es esta comparativa con las voces japonesa y estadounidense de Totoro. Un pequeño resumen de la escena que os comento lo podéis ver en el primer minuto y medio. Si sentís curiosidad, os aconsejo que veáis la película ;)

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