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Como buena niña que ha crecido con Disney, era obligado esta semana ver Enredados. El nuevo clásico de la factoría de sueños es el primero realizado por completo en 3D y tras el fracaso de Tiana y el Sapo es la esperanza del estudio por recuperar un público que se le escapa. La historia es la de Rapunzel, la chica con el pelo kilométrico que está atrapada en una torre, un cuento clásico de los hermanos Grimm que os reproduzco gracias a los cuentos de hadas:

Había una vez… una pareja feliz que desde hacía mucho tiempo deseaban tener un hijo o una hija. Un día, la mujer sintió que su deseo ¡por fin! se iba a realizar.

Su casa tenía una pequeña ventana en la parte de atrás, desde donde se podía ver un jardín magnífico lleno de flores hermosas y de toda clase de plantas, árboles frutales y verduras maravillosas. Estaba rodeado por una muralla alta y nadie se atrevía a entrar porque allí vivía una bruja.

Un día, mirando hacia el jardín, la mujer se fijó en un árbol cargadito de espléndidas manzanas que se veían tan frescas y tan deliciosas que ansiaba comerlas. Su deseo crecía día a día y, como pensaba que nunca podría comerlas, comenzó a debilitarse, a perder peso y se puso pálida y frágil. Comenzaba a enfermarse.

Su esposo se preocupó y le preguntó:

—¿Qué te pasa, querida esposa?

—Ay —dijo—, ¡si no puedo comer unas manzanas del huerto que está detrás de nuestra casa, moriré!

Su esposo, que la amaba mucho, le respondió:

—No permitiré que fallezcas, querida.

Cuando oscureció, el hombre trepó la pared, entró en el jardín de la bruja y rápidamente cogió algunas de aquellas manzanas tan rojas, las fue metiendo en un pequeño saco que llevaba y corrió a entregárselas a su esposa. Ella, de inmediato, comenzó a comerlas con deleite saboreando hasta el último pedacito. Eran tan deliciosas que al día siguiente creció su deseo por comer más.

Para mantenerla contenta, su esposo sabía que tenía que ser valiente e ir al huerto otra vez. Esperó toda la tarde hasta que oscureció, pero cuando saltó la pared, se encontró cara a cara con la bruja.

—¿Cómo te atreves a entrar en mi huerto a robarte mis manzanas? —dijo ella furiosa.

—¡Ay! —contestó él—, tuve que hacerlo, tuve que venir aquí porque me sentí obligado por el peligro que amenaza a mi esposa. Ella vio tus manzanas desde la ventana y fue tan grande su deseo de comerlas que pensó que moriría si no saboreaba algunas.

Entonces la bruja dijo:

—Si es verdad lo que me has dicho, permitiré que tomes cuantas manzanas quieras, pero a cambio me tienes que dar el hijo que tu esposa va a tener. Tendrá un buen hogar y yo seré su madre.

El hombre estaba tan aterrorizado que aceptó. Cuando su esposa dio a luz una pequeña niña, la bruja vino a su casa y se la llevó. La llamó Rapunzel.

Rapunzel llegó a ser la niña más hermosa de todo el planeta. Cuando cumplió doce años, la bruja la encerró en una torre en medio de un tupido bosque. La torre no tenía escaleras ni puertas, sólo una pequeña ventana en lo alto. Cada vez que la bruja quería subir a lo alto de la torre, se paraba bajo la ventana y gritaba:

—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!

Rapunzel tenía un maravilloso y abundante cabello largo, dorado como el sol. Parecía de oro. Siempre que escuchaba el llamado de la bruja se soltaba el cabello, lo ataba alrededor de uno de los ganchos de la ventana y lo dejaba caer al piso. Entonces la bruja trepaba por la trenza de oro.

Un día un príncipe, que cabalgaba por el bosque, pasó por la torre y escuchó una canción tan gloriosa que se acercó para escuchar.

Quien cantaba era Rapunzel. Atraído por tan melodiosa voz, el príncipe buscó una puerta o una ventana para entrar a la torre pero todo fue en vano. Sin embargo, la canción le había llegado tan profundo al corazón, que lo hizo regresar al bosque todos los días para escucharla.

Uno de esos días, vio a la bruja acercarse a los pies de la torre. El príncipe se escondió detrás de un árbol para observar y la escuchó decir:

—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!

Rapunzel dejó caer su larga trenza y la bruja trepó hasta la ventana.

—¡Oh, es así como se entra a la torre! —se dijo el príncipe—. Tendré que probar mi suerte.

Al día siguiente al oscurecer, fue a la torre y llamó:

—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!

El cabello de Rapunzel cayó de inmediato y el príncipe subió. Al principio Rapunzel estaba muy asustada al ver a un hombre extraño, pero el príncipe le dijo gentilmente que la había escuchado cantar y que su dulce melodía le había robado el corazón.

Entonces Rapunzel olvidó su temor. El príncipe le preguntó si le gustaría ser su esposa a lo cual accedió de inmediato y sin pensarlo mucho porque —además de que lo vio joven y bello— estaba deseosa de salir del dominio de esa mala bruja que la tenía presa en aquel tenebroso castillo. El príncipe la venía a visitar todas las noches y la bruja, que venía sólo durante el día, no sabía nada.

Un día, en su ascenso, la bruja le dio un gran tirón en la trenza a Rapunzel y ella reaccionó cometiendo una terrible equivocación; le preguntó:

—Dime, ¿por qué eres tan pesada que me tiras del cabello, mientras que el príncipe sube hacia mí, rápido y sin hacerme daño?

—Niña perversa —gritó la bruja—, ¿qué es lo que escucho? ¡Así es que me has estado engañando!

En su furia, la bruja tomó el hermoso cabello de Rapunzel, lo enrolló un par de veces alrededor de su mano y, rápidamente, se lo cortó. Todo el cabello de oro y las maravillosas trenzas cayeron al piso. Después la bruja llevó a Rapunzel a un lugar remoto y la abandonó para que viviera en soledad.

Esa tarde, cuando oscurecía, la bruja se escondió en la torre. Pronto llegó el hijo del rey y llamó:

—¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!

Cuando la bruja escuchó el llamado del príncipe, amarró el cabello de la pobre Rapunzel a un gancho de la ventana y lo dejó caer al suelo. El príncipe trepó hasta la ventana y cuál no sería su sorpresa cuando se encontró con la malvada bruja en lugar de su dulce Rapunzel.

Ella lo miró con ojos perversos y diabólicos y le dijo:

—Has perdido a Rapunzel para siempre. ¡Nunca más la verás otra vez.!

El príncipe estaba desolado. Para colmo de su desgracia, se cayó desde la ventana sobre un matorral de zarza. No murió, pero las espinas del matorral lo dejaron ciego.

Incapaz de vivir sin Rapunzel, el príncipe se internó en el bosque. Vivió muchos años comiendo frutas y raíces, hasta que un día, por casualidad, llegó al solitario lugar donde Rapunzel vivía en la miseria.

De repente, escuchó una melodiosa voz que le era conocida y se dirigió hacia ella. Cuando estaba cerca, Rapunzel lo reconoció. Al verlo se volvió loca de alegría, pero se puso triste cuando se dio cuenta de su ceguera. Lo abrazó tiernamente y lloró.

Sus lágrimas cayeron sobre los ojos del príncipe ciego. De inmediato, los ojos de él se llenaron de luz y pudo ver como antes. Entonces, feliz de estar reunido con su amor, se llevó a Rapunzel a su reino, en donde se casaron y vivieron felices para siempre.

Respecto al cuento, como supongo que adivinaréis, la película tiene cambios, dándole más protagonismo a Rapunzel y convirtiéndola de una chiquilla a merced de la bruja a una jovencita que quiere tomar las riendas de su destino y salir de la torre donde está confinada; también convierte al príncipe en un sinvergüenza ladrón con más cara que espalda, y alguna cosilla más “made in Disney” como los animalillos acompañantes, pero en general son modificaciones que benefician a la historia, que tiene un punto dramático bastante importante (y un poco lacrimógeno, pero no demasiado). La historia está muy bien llevada, con momentos tiernos, divertidos, persecuciones y final trepidante y feliz, muy en la línea de los clásicos de siempre, y es un gusto ver cómo Disney se pone las pilas frente a los otros grandes de la animación como Dreamworks y la Fox; y a pesar de que Pixar forme parte de Disney, el estudio propiamente dicho estaba perdiendo un poco de fuelle y perdiendo terreno. 

Vayamos a la animación, de la que destacaré el pelo. La cabellera de Rapunzel es el hilo conductor de la película y como elemento importante está muy bien cuidado. Sirva de ejemplo el hecho de que Kelly Ward, técnico de software de pelo (uno de los tres especialistas de software encargados de simular el pelo de Rapunzel y de los principales personajes de la película) se doctoró en informática con una tesis que estudiaba el pelo y lleva diez años especializándose en esta área. Eso quiere decir que casi puedes tocar los pelos de la rubita y parece que sea de verdad, todo un logro en mi opinión, ya que la última inversión en tecnología del cabello no fue muy realista por mucho que dijeran. El resto de la animación muy fluída y en general sin pegas, cada vez son más expresivos los personajes humanos (y animales) y en especial los ojos de los protagonistas transmiten las emociones de una forma que no había visto antes.

Tercer punto, los personajes. Diré que Rapunzel es la primera princesa Disney con paletos y que eso la hace más que mona, aparte de esos ojazos expresivos que tiene. Muy vital e incluso “aniñada”, pero claro, si yo estuvera 18 años en una torre sin salir también me pondría histérica al salir. El guaperas de Flynt me recuerda a Aladdín por el movimiento de cejas que tiene, el peinado y el desparpajo, pero sólo es un vago recuerdo, ya que este sinvergüenza es más conquistador caradura que nuestro árabe favorito. Y la mala malísima, Madre Gothel, tiene un parecido con Michelle Pfeiffer que asusta.

La banda sonora corre en esta ocasión a cargo del oscarizado Alan Menken, especialista en hacer que nos acordemos de los musicales de broadway con temas como “Madre sabe más”. Sin duda es el mejor de los mejores para darle a Enredados una entidad propia, y unas canciones que se hacen pegadizas, aunque a mí esta vez no me ha pasado posiblemente porque estaba más interesada en la parte visual. Pero una escucha del CD lo arregla, tranquilos.

En resumen, es agradable volver a ver a Disney hacer lo que mejor saben: cuentos. Y espero que esta película sea un comienzo de una nueva etapa para el estudio. Como buena niña Disney que soy.

Por si esta parrafada no os ha convencido, os daré tres razones para ir a verla:

  1. Nunca me he reído hasta llorar con una película de Disney, y esta lo ha conseguido. Dos veces.
  2. El pelo. Tenéis que ver lo que han conseguido con la textura del pelo.
  3. Maximus y Pascal. Quiero un camaleón.
Para quien tenga curiosidad, os dejo un enlace a un reportaje exhaustivo del blog Informemos de Disney en el que encontraréis bocetos, clips, entrevistas y muchas curiosidades sobre la realización de esta película, que lo disfrutéis.

Ayer, mirando mi twitter me quedé de piedra al leer la noticia de que John Barry, el genio detrás de algunas de las bandas sonoras más importantes del cine, había muerto de un infarto. 77 años truncados por un corazón que no pudo seguir el ritmo de la mente de este hombre, uno de los grandes compositores del cine. Y me toca de cerca porque parte de mi infancia lleva su música, gracias a una partitura que le dió uno de sus 5 Oscar, con la que he jugado y bailado de pequeña pequeña y de la que al escucharla me llegan muy buenos recuerdos. Algún día contaré la historia de las 3 BSO’s, pero en otro momento.

Hoy quiero rendirle un homenaje al maestro que le dió una seña de identidad a James Bond, y sólo puedo hacerlo con su música, sus 5 merecidas estatuillas que son y serán parte de la Historia (con mayúsculas) del cine del siglo XX.

1966 – Nacida Libre (Born Free)
Dos estatuillas, la de mejor canción y mejor banda sonora, avalan esta emotiva historia.


1968 – El León en Invierno (The Lion in Winter)

1985 – Memorias de África (Out of Africa)

1990 – Bailando con Lobos (Dances with Wolves)

Hasta siempre, maestro.

Hoy os traigo una versión del gran David Bowie, que descubrí el otro día mientras me reencontraba con Michelle Branch, una de las pocas artistas de pop/rock que me gustan, tanto en español como en inglés. Life on Mars, que así se llama la canción, es uno de los temas más conocidos de Bowie, y todo el mundo debería al menos conocerlo:

Y aquí la versión de la señorita Branch, que puede que os suene por haber colaborado con Santana en el tema The game of love:

Hoy se estrena en nuestro país Monsters, una película que narra los problemas de dos estadounidenses intentando salir de una zona de contención de alienígenas en Nuevo México. En principio la película pinta bien, pero me hace plantearme, ¿estamos agotando al cine de aliens?.

Me explico: Desde siempre, las invasiones extraterrestres y avatares de éstos en nuestro planeta a modo de exploradores extraviados han sido un tema muy explotado. Desde Ultimátum a la Tierra (que es la más antigua que logro recordar), hemos sido invadidos y explorados innumerables veces y desde todos los puntos de vista posibles; como ejemplos famosos nombraré E.T., Independence Day, Alien y Men in Black, 4 cintas de géneros completamente distintos (aventura, acción, terror y comedia). Los avances en técnicas digitales y efectos especiales han hecho posible además, que la barrera de la realidad prácticamente desaparezca; hoy en día, con algo de dinero puedes conseguir que cualquier criatura sea medianamente creíble por CGI, y eso ha desembocado en muchas películas con extraterrestres. Y en mi humilde opinión, puede que este ‘boom‘ perjudique seriamente al cine de ciencia ficción, uno de los pocos géneros que no está cayendo en remakes estos días en los que los guionistas con historias originales pasan del cine y prefieren la televisión.

Es la ley del mercado, si un producto es caro, se fabrica poco y lo que sale, tiene calidad; pero en el momento en que se automatiza un proceso o resulta barato de hacer, salen unidades como churros y eso repercute en la calidad. Obviamente siempre habrá cintas que sigan teniendo buena calidad, pero hoy día nos anuncian morralla cada dos por tres. Por ejemplo: En menos de un año, tenemos 3 películas sobre invasiones, ya sea voluntaria o involuntariamente como Skyline, Monsters e Campo de Batalla: Los Ángeles (de próximo estreno), aunque la segunda la metería en el grupo de películas como Monstruoso (Cloverfield). La primera fue una de esas películas que vas a ver con ganas de ver efectos y una historia en plan ‘nosotros siempre ganamos’. Una americanada, para que nos entendamos. Y es justo lo contrario, lo cual no es malo, sino el mayor punto a su favor. Pero ahí acaban los cumplidos, pues aunque los efectos eran impresionantes, el argumento tiene agujeros por todas partes, prácticamente no tiene desarrollo la película, todo es planteamiento de la situación, y cuando por fin empieza a haber algo de chicha en la historia….fin. Se acaba y tu te quedas con cara de tonto porque podría haberse sacado algo interesante desarrollando el guión. El resultado es que a la gente no le gusta. Los efectos especiales no compensan la falta de guión; pero si 2012 tiene más historia, ¡y eso es decir mucho! Eso por no hablar de la sospechosa semejanza de los aliens a los cerebros de Futurama.

Monsters, en cambio, tiene más pinta de ser la típica película en la que los seres de otro planeta son sólo la excusa para desarrollar la relación entre los dos protagonistas, una película sobre miserias, pobreza, relaciones humanas….y monstruos de otro planeta de fondo. Tendrá efectos, puede que buenos, pero van a ser pocos y bien entrada la peli, para que no te distraigas del tema principal. Aún así la veré, es lo que tiene ser incondicional de este tipo de cine, pero sabiendo lo que hay. El problema, de nuevo, es el gran público, que como les venden aliens y gente perdida, quieren ver aliens y gente perdida. En general la gente reacciona mal a las sorpresas respecto al trailer, les gusta ver lo que venden y nada más, aunque realmente da igual lo que hagas y cómo lo hagas, a alguien no le va a gustar; pero esa es otra historia de la hablaremos otro día.

Volviendo al tema, no le auguro yo mucho éxito, porque ese tipo de historias, a no ser que haya muchos bichos o alguna cosa que mole, como acción, persecuciones y cosas así, no suelen funcionar.

Y vamos con el que, a priori, es la película más fuerte de las tres: Campo de Batalla: Los Ángeles. Tenemos, de nuevo, una historia de invasión extraterrestre y tal, como en Skyline, pero en el trailer te dejan bastante clarito que va a haber historias personales de varios protagonistas, con lo que tenemos ese factor humano dramón que tanto nos gusta, al estilo de Independence Day. Esperemos que no quede en algo de ese estilo, americanada total, porque para mí sería un FAIL muy grande; yo quiero algo de originalidad, innovación….ya veremos qué ocurre. En marzo concretamente.

Todo lo que he dicho no quiere decir que no me guste el hecho de que haya muchas películas de aliens con efectos conseguidos, al contrario. Pero resulta más difícil encontrar algo de calidad u original como Distrito 9. De hecho, sin los avances en efectos digitales, no podrían haberse llevado a la gran pantalla historias como la de La Niebla, realmente magnífica. Sólo pongo un ‘pero’ motivado por mi afición.

No puedo terminar esta entrada sin hablar de una cinta que espero con ganas: Paul. La historia es típica, pero el hecho de que Simon Pegg y Nick Frost lo convierte en una obligación para una fan de Zombies Party y Arma Fatal. Os dejo el trailer para los que no conozcan a este peculiar extraterrestre ;)

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Da igual que seamos religiosos, ateos, supersticiosos que toman religiosamente las uvas para que les den suerte o racionalistas que buscan toda lógica en sus actos, cuando comienza el año, todos hacemos una lista (mental o física) de lo que nos gustaría conseguir o hacer en el año que entra: dejar de fumar, de beber, estudiar desde el primer día, adelgazar, etc. Otra cosa muy distinta es que a los dos meses nos olvidemos de ellos, ya sea por dejadez o porque ya se nos han pasado las ganas de ser emprendedores. Pero los propósitos están hechos.

Y como servidora no escapa a las generalizaciones que hace, este año también he hecho mi lista de propósitos. Quiero publicarla para que me sirva de recordatorio y para que los que se sientan padrazos/madrazas me tiren de las orejas cuando no lo cumpla, ya que algunas cosas os incumben, lectores:

  • Una entrada a la semana en el blog, y una de ellas al mes de parecidos razonables: No está mal para quitar el óxido de mis dedos.
  • Visionar todas las películas que tengo en casa: Creedme, tengo MUCHAS. Si alguien tiene curiosidad pongo foto.
  • Ponerme en forma: esto conlleva pérdida de peso, porque llevo una vida más sedentaria de lo que me gustaría.
  • Completar el proyecto 52 de este año en mi flikr: Oh, si, tambien me gusta hacer fotos, aunque me pasa lo mismo que con el blog.
  • Sacarme el carnet de conducir de una vez.
  • Aprender a manejar el Sony Vegas, y hacer 2 vídeos por lo menos.
  • Terminar el ciclo que curso.
  • Aprender a tocar un instrumento: Los candidatos son la guitarra y la batería, y no precisamente en este orden de preferencia.
  • Completar 3 series de manga en curso y 3 de comic: ¿¡No me digáis que no sabíais que era comiquera!?
  • Conseguir trabajo: ¿Qué pasa? Soñar es gratis, ¿¿no??

Puede que sean muchos propósitos, pero creo que para poder completar alguno es mejor tener oferta, y este año quiero que sea movidito. ¿Me acompañaréis para comprobar si los cumplo?

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Los que seguís mis andanzas peliculeras por blog tal vez os acordéis de aquella primera entrada en la que hablaba de esta misma película. Mi opinión en esos años estaba fundamentada en oídas de conocidos e imágenes en programas de cine; no fuí capaz de verla porque como buena purista shakespiriana el ver a un negro con rastas y una pipa hablando en verso y con teatralidad me aberré mucho. Sin embargo, visto que Baz Luhrmann después ha dirigido dos películas que me gustaron bastante, cuando llegaron dos amigos míos con la superedición en Blu-Ray para verla no pude negarme.

No voy a negar que me sigue chocando que los Montesco y los Capuleto sean mafiosos de aspecto barriobajero y gatillo fácil, pero realmente la esencia de la obra se mantiene, que en el fondo es lo importante. La historia de amor de dos jóvenes de familias rivales que con sus muertes hacen ver lo inútil de su lucha y la desgracia que estaban llevando a todos, llevado a un mundo moderno, debía encuadrarse dentro del mundo de la mafia, ya que en los tiempos que corren son los únicos que siguen blandiendo el honor y la sangre como estandarte en sus venganzas. Los cabezas de familia mantienen las formas frente al público mientras sus vástagos y familiares derraman la sangre del enemigo en cualquier lugar.

Leonardo diCaprio no me gustaba nada entonces, puede que porque se había convertido en ídolo de las nenas y nunca he comulgado con eso de seguir a la masa enfervorecida; más bien yo me iba corriendo en dirección contraria. Pero con los años este actor ha dejado de ser un niño eterno y se ha ganado mi respeto con películas como Infiltrados, El Aviador, Shutter Island u Origen. Echando la vista atrás hacia Romeo y Julieta, el chaval actúa muy bien, acorde con el enamorado y torturado Romeo, que no puede amar a su Julieta sin pasar por encima de su familia, loco tras descubrir el amor por abandonar la violencia, vivir tranquilo con su amada y puede que reconciliar a las dos familias, ¿por qué no?

Del resto del reparto (con actorazos) tengo que destacar al enorme John Leguizamo y su estiloso y torero Tibaldo, y a un Harold Perrineau desatado interpretando al siempre carismático Mercuccio. El primero es un actorazo de esos que animan cualquier película mediocre en la que actúen, condenado a ser siempre un secundario carismático y con talento poco aprovechado. Aquí construye un personaje realmente teatral en sus movimientos y su forma de actuar, con un aire de rebelde sesentero a lo John Travolta en Grease mezclado con mariachi mejicano. Perrineau, nuestro Michael en la serie Perdidos, ha sido mi sorpresa, el negro con rastas que recita pipa en mano. Un poco locaza quizá (debido en parte a su disfraz en parte de sus intervenciones), pero siempre cachondo y amigo de Romeo.

En resumen, la peli no está mal. Será recordada por ser posiblemente la adaptación más rara de una obra de Shakespeare, pero la esencia de esta historia universal permanece, como ya he dicho, y aunque lo escribas con letras doradas, el mensaje no cambia: el amor puede ser la mayor bendición o la más terrible de las maldiciones.

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Hoy, al ir a visualizar en streaming mi dosis de “Cómo conocí a vuestra madre”, seriesyonkis no estaba ahí. Sólo había un mensaje contundente:

Si se aprueba la Ley Sinde, esta página desaparecerá.
Internet será una tele más, al servicio del poder.
Por la libertad de expresión en la Red,
No a la censura. No a la Ley Sinde.
No al cierre de webs.

Contundente y terriblemente cierto. La Ley de Economía Sostenible, también llamada “Ley Sinde”, se vota este martes 21, por la puerta de atrás y sin hacer ruido, para que no haya voces en contra dentro del Congreso de los Diputados. La solución para acallar cualquier protesta se llama “competencia legislativa plena” y permite que una ley pase directamente a votarse en el Senado, sin pasar por un pleno del Congreso; es decir, sin espectadores y entre amiguetes. Y pasándose por el forro de los caprichos la inconformidad de los ciudadanos a los que representan. Por eso hoy yo también me manifiesto contra esta ley que no nos pertenece.

El mensaje de seriesyonkis y otras muchas webs de descarga y streaming lleva a la web “No al cierre de webs”, donde te explican con detalle y en lenguaje sencillo en qué consiste esta injusta ley y lo que puedes hacer para que al menos se nos oiga y haya posibilidades de que se nos escuche. Os dejo también unos enlaces interesantes:

Sobre el cierre masivo de webs de enlaces de hoy
¿A quién puedes escribir para protestar por esta ley?
Interesante imagen que explica en qué consiste la Ley Sinde

Echadles un vistazo, que no se salgan con la suya por nuestra ignorancia.

El pasado 31 de Octubre, Jalowin, se celebró en el Palacio de Vistalegre de Madrid el Festival Mundo Idiota, y allá que fuí con Aisack, Zumito y dos de mis cuñados, idiotas de libro todos, hoygan. El cartel pintaba bien, la mayoría de los grupos que actuaban nos gustaban a todos y eran del tipo de canciones chorras y versionear a lo loco, con lo que el buen rato estaba asegurado.

Tuvimos mala suerte a la ida y no pudimos ver al Chivi, que era el segundo de la mañana (lo siento por el primero), al menos vimos el final con “radical”, uno de los temas que nos sabíamos mientras entrábamos en la plaza de toros reconvertida en antro de vil entretenimiento pagano.

Al menos llegamos a tiempo para ver uno de los participantes esperados, Los Gandules, un dúo maño que hace versiones chorras de clásicos de ayer y hoy. Muy bueno el concierto, movieron a la gente y fue bastante peña, y sorprendentemente sonaron bien, como bien pudimos comprobar a lo largo de todo el día. Puede que lo que más nos gustara fuera que ampliaban los fragmentos de los mixes que tienen y cantaran trocitos inéditos. Ah, y las canciones de los Escafandra geniales, como siempre :D

Entre medias de cada concierto animaban el cotarro los chicos de Teatraco a las 12…..o lo intentaban, porque los pobres no hacían mucha gracia que digamos. Pero les agradecemos el esfuerzo a pesar de la desbandada en busca de bebida y servicios cuando actuaban.

Los siguentes fueron los Lendakaris Muertos. Sinceramente, el punk estatal no me llama, aporrear guitarras y tambores cantando reivindicaciones no me llama, y menos aún si no se entiende nada; pero eso no era cosa de los músicos, sino de los técnicos de sonido, que se lucieron con unas ecualizaciones pésimas que hacían que no se escuchara la voz del cantante, quedando sepultada por el bombo de la batería y las guitarras. Eso sí, el tío se fue por el público en mitad de una canción (cantando, of course) y se subió a las gradas a saludar a la peña mientras seguía el concierto, está fatal de la cabeza y nos reimos un montón. Aparte, aprovechamos para hacer cola para comer, que no queríamos perdernos la siguiente actuación.

Los Petersellers eran otros individuos que esperábamos con ganas, otro grupo con versiones en plan coña, aunque estos no iban con batín y tocaban en un sofá como los Gandules. Pudimos ver que su nuevo cantante está como una puñetera cabra, bailando muñeiras en mitad de las canciones y pareciendo una marioneta más que una persona. Y tuvimos hasta apariciones estelares, como Monigote, el anterior cantante, que parece que está recuperándose satisfactoriamente y cantó un par de canciones, una a dúo con su tarado sustituto. ¿El sonido? Al principio bien, pero los técnicos volvieron a cagarla desenchufando al parecer los monitores, con lo que los pobres no se escuchaban y como cantan a varias voces, empezaron a desafinar. Menos mal que al grito de “los petersellers no están a gusto” les llamaron la atención y después todo fue bien. Hay que decir que se llenó bastante y la gente se movió mucho, calentando también motores para otro de los fuertes.

Qué decir de Mamá Ladilla. Estuvieron magníficos y ni los técnicos de sonido pudieron joderles la actuación. A mí me pillaron en la cola de las bebidas y me perdí tres canciones, pero sólo en parte porque cuando empezó a sonar “surfing papa” la cola empezó a cantarla, todos a la vez, me emocioné y todo, ains. Hubo llenazo y la gente estaba como histérica con las canciones de su primer album, del que tocaron varias. El último aún no lo conocían bien, pero de todas formas corearon bien “jamón beibe”. Lo mejor de la actuación fue el mix entre dos mix, “mi nave mix” y “fornicio mix”, y el final interminable que no llegaba con trocitos de canciones.

El Reno Renardo me decepcionaron. Puede que fuera cosa de los técnicos, que de nuevo con la voz y las guitarras la cagaron y no se entendía nada, o puede que por ser jevis machacones que alargaron sus 5-7 canciones hasta límites insospechados me resultaron pesados, pero me aburrí un poco. Eso sí, la gente histérica perdida y saltando con Camino Moria, como es menester.

Y después llegaron El Hombre Linterna, grupo-merchandising de El Hormiguero que cantaban cartoon rock, es decir, versiones rockeras de canciones infantiles. Resulta increíble cómo la canción de Oliver y Benji, mala donde las haya, puede hacer saltar hasta a la gente que estaba apoltronada en las gradas; semos unos frikis, qué le vamos a hacer. Un incidente gracioso fué que tuvieron dificultades técnicas y tuvieron que parar unos momentos, en los cuales alguien comenzó a cantar “Jacinto Benavente” seguido por medio recinto, geniales los espontáneos.


Llegábamos al final del festival, con los dos grupos cabeza de cartel: La Excepción y Los Mojinos Escozíos.

Los primeros, sinceramente, rompieron la tónica del festival, con sus letras de crítica social; no me pegaban nada de nada con el ambiente que había reinado durante todo el día. El rap y el hiphop nunca han sido santos de mi devoción y si añadimos que los técnicos de sonido volvían a hacer de las suyas y no se entendía nada (bueno, puede que eso fuera también porque había 6 personas cantando a la vez entre los dos cantantes y el grupo de “coristas” que llevaban) tenemos un coctel mortal para mí. Aprovechamos nuevamente para hacer cola para la cena, aunque costó ya que mucha gente tuvo la misma idea que nosotros y estaban intentando cenar; pero la espera mereció la pena y con los estómagos llenos, nos dispusimos a terminar la noche con los Mojinos.

Qué decir de los Mojinos Escozíos. Que están muy idiotas. Que tenían prisa (sólo 1 hora de concierto). Que el Sevilla es un showman de lo mejorcito. Que tocan de puta madre. Y que a todo el mundo le encantan. Aplaudimos la habilidad del Sevilla para beberse una lata de cerveza de un solo trago a modo de botijo, y sus disertaciones entre canción y canción, merecedoras de una noche de alcohilismo alrededor de un barril de cerveza. Creo que es el único grupo que habiendo pagado para que toquen, no me importa que lo hagan, porque aunque se pongan a hacer el tonto, merece la pena. Puntualizar que fue el único grupo que llevó técnicos para todos los instrumentos, aparte de su propia batería, así que imaginaos cómo sonaron :)

No queda mucho que decir, sólo que me gustaría repetir al año que viene y con la cámara buena, pues la gente iba de tranqui y no peligraban bolsos ni material. Así que si el cartel mola, allí estaré.

Podéis ver todo el álbum de Zumito en su picasa pulsando aquí.

Después de un par de días peleándome para poder adecentar este pequeño rincón, os presento el nuevo aspecto del blog, tuneado y más presentable que el anterior traje. Así mismo, espero darle un poco más de actividad, que últimamente lo tenía muy abandonado; he visto demasiada caquita este verano como para no compartirla con vosotros :)

Espero veros por aquí a menudo, yo estaré casi seguro.

Hace ya unos añitos me pasaron un vídeo muy divertido con personajes del WoW y una canción que decía “internet is for porn”; puede que muchos lo recordéis, pero para los que no caigan o no lo conozcan os lo pongo por aquí:


Esta pequeña joya se hizo muy famosa alrededor del mundo, y hace poco descubrí que la canción era de un musical, Avenue Q.
Esto hubiera quedado como una chorrada más de las que veo si no fuera porque hace poco Zumito no hubiese recibido de una de esas webs con descuentos especiales una oferta para ver este musical, que había llegado a Madrid. Evidentemente, la cogió, le encantó y me invitó a verlo. Ni qué decir tiene que salí riéndome a carcajadas.

Y es que este musical es diferente, fresco, divertido hasta decir basta, apto sólo para la gente que sepa reirse de las miserias de la vida….y con muñecos. Los actores manejan muñecos del estilo de Barrio Sésamo, que interaccionan con los actores de carne y hueso, aunque aquí no hay muros que oculten a los “marionetistas” y van suspendidos de las manos de éstos por todo el escenario. Suena raro, pero es curioso y en seguida te acostumbras y dejas de fijarte en ello.

Este original musical cuenta la historia de Princeton, un recién licenciado que llega a Nueva York en busca de trabajo y lleno de ilusiones, pero no tiene dinero ni para pagar un apartamento decente y termina en Avenue Q, el barrio más cutre y barato de Manhattan. Allí conocerá a los vecinos, todos muy peculiares y con problemas que hacen que sus vidas sean una mierda:

  • Princeton: Recién licenciado inocente y lleno de ilusiones que se muda a uno de los apartamentos de Avenue Q.
  • Kate Monster: Jovencita que trabaja de maestra en una escuela mientras intenta cumplir sus sueños profesionales y encontrar un novio.
  • Rod: Asesor financiero estirado y facha que comparte piso con Nicki.
  • Nicki: Compañero de piso de Rod, desordenado y sin ocupación.
  • Trekkie Monster: Gruñón y siempre encerrado en su piso, es adicto a internet y al porno.
  • Ositos de las malas ideas: Son muy monos, pero son la peor de las compañías.

Como personajes de carne y hueso tenemos a Brian, un cómico frustrado que vive con Merry Christmas, una japonesa que es terapeuta aunque no tiene muchos clientes y Gary Coleman, antiguo niño prodigio venido a menos que se encarga de el mantenimiento del edificio.
A través de sus vidas veremos una visión sarcástica del mundo en que vivimos y las relaciones con los demás, todo ello con mucho ritmo. No hay mucho más que pueda decir, sólo dejaros un par de vídeos para animaros a que la veáis mientras esté en cartel, os aseguro que merece la pena. El primero es el comienzo de la obra, para que os hagáis una idea de cómo es el montaje:

El segundo es una actuación que hicieron en el programa de Buenafuente, con entrevista incluída, espero que lo disfrutéis ;)

Pero por mucho que me guste, puede que no a todo el mundo le pase igual; detrás de nosotros había sentadas unas auténticas “señoras que” que en el descanso declararon que les parecía chabacano y grosero. Claro que, si eres una pija añeja que no sabe lo que es la escasez y tener que luchar para conseguir algo en el mundo, es normal que no entiendas la mitad de los chistes, y la otra mitad, como son sobre cosas modernas, pues tampoco los coges. Lo que no entiendo es qué hacían esas apergaminadas que van a Nueva York y a Londres al teatro en una obra del pueblo llano.¿La fama que la precedía, tal vez? Me da igual, como no creo que tenga lectores de alto standing la seguiré recomendando hasta la saciedad. Espero que os animéis y le déis una oportunidad, en serio, yo me lo pasé teta y sería capaz de repetir :D


Fotos by Zumito

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