Primer día con algo de sol desde que llegamos a Tokyo y nos siguió la nube de oscuridad de Kyoto, así que aprovechamos y nos dimos una vuelta por el mercado de Okachimachi con Iker y Goiuri, un lugar muy animado y concurrido, en especial la parte de pescadería, con los tenderos anunciando sus productos y la gente curioseando, japos y gaijines.

En un sitio de recreativas, Iker hizo su magia y pilló dos réplicas de recreativas en los Ufo Catchers (maquinitas de los ganchos) por un precio muy bueno, y le sobró un crédito al chulo! Fuimos a comer cerca del hotel a un restaurante de soba que tenía muy buena pinta y que sabían a gloria, Zumi y yo pedimos lo mismo, un menú de soba riquísimo:

Por la tarde, tranquilamente, fuimos dando un paseo hasta el parque de Ueno, que está cerca de donde nos hospedamos, con todos sus cerezos completamente florecidos y gente en sus lonas disfrutando del hanami. Aquí pudimos ver grupos de empleados, con sus trajes y corbatas, reunidos de picnic, algo que aunque es bastante típico no habíamos observado (vale, si, en Yoyogi era domingo, lo se). Hacía un poco de aire y las ráfagas arrancaban pétalos de cerezo, dando la impresión de que llovían pétalos y dando una estampa preciosa.

Caminando se nos hizo de noche y como hacía tan buen día fuimos a probar suerte again a Roppongi, con tan mala suerte que estaba cerrado el mirador de la azotea, suponemos que porque había tráfico aéreo (hay un helipuerto junto al mirador). Así que mientras esperábamos a nuestros amigos, que se habían ido a ver unos jardines a otra parte del complejo de la torre Mori nos sentamos a tomar un Matcha Latte y un Matcha Frapuccino al Starbucks.

Había otro mirador, pero en la planta 52 y cubierto, y no molaba tanto, pero igualmente subimos. Las vistas de la ciudad eran alucinantes, y teníamos unos planos de la torre de Tokyo muy chulos, así que nos hartamos a hacer fotos:

La cena, ya de vuelta en Akiba, fue un menú consistente en una hamburguesa con ensalada, bol de arroz, ensaladilla rusa y sopa de miso, todo riquísimo

Y como siempre que cenamos en Akihabara, nos dimos una vuelta por el Don Quijote para coger el desayuno del día siguiente y mirar los recreativos y las tiendas, y nos largamos al hotel.

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