No quería dejar este comentario a pesar de haber pasado mes y pico desde que ví Super 8, sobre todo después de este post. Lo he ido retrasando porque la película de J.J. Abrams y Steven Spielberg me produce sentimientos contradictorios.
A estas alturas no voy a desglosar el argumento, que está estructurado básicamente como las películas juveniles de los 80: Chicos con vidas normales, vemos un poco de su vida y ¡zas!, suceso extraño. Después tenemos miedo, decisión, búsqueda e investigación, acción, y desenlace familiar, normalmente espectacular. Hay más matices, como las relaciones familiares y/o el amor, pero eso siempre depende del filme en concreto y el esquema descrito se sigue manteniendo. Es cierto que hay películas en los 90 con este planteamiento, pero la última que recuerdo es Monster House (que me recuerda un montón a los Goonies, por cierto). Esto es lo que yo me esperaba con Super 8 y lo ha cumplido con creces: una ambientación lograda, los tópicos de este tipo de películas hace 20 años, y esa pérdida de la inocencia y descubrimiento del amor que hoy en día resultan ridículas pero entonces eran lo habitual. Me fascinan sobre todo las lentes utilizadas para filmar, tengo mucha curiosidad por cómo han conseguido esos flares y brillos cuando había una luz en pantalla.
Pero al igual que tiene sus cosas buenas, una película como Super 8 tiene multitud de cosas en su contra. La primera es el hype que ha generado, haciendo que las espectativas por el filme estuviesen a unos niveles increíbles y defraudando a muchos espectadores, que esperaban ver la cuadratura del círculo rodada en 8mm. J.J. Abrams un experto en publicidad viral y en jugar al despiste, y la verdad es que hasta que no salieron los últimos trailers no sabías muy bien de qué iba la película. Yo creo que Abrams y Spielberg tuvieron muchas discusiones a cuento de los pormenores del filme, los puntos en los que ganaron cada uno se notan en su desarrollo y personajes: Spielberg quería algo familiar y hablar de relaciones entre personajes, y Abrams quería espectacularidad, fuegos artificiales y acción. El problema es que ambos aspectos no casan bien y al final tenemos explosiones por la cara y que no vienen a cuento. ¿Y el diseño de la criatura? Por favor, ¡que alguien destruya los diseños preliminares de Monstruoso!
Resumiendo, tenemos un revival de las películas ochenteras juveniles, pero con los efectos y la acción desenfrenada de las actuales. No es una película que pasará a la historia, pero sí despide ese olor a viejuno que los que crecimos en los años 80 agradecemos. No es mi película del verano, pero agradezco el esfuerzo.