Las distopías siempre han sido una buena fuente de historias con futuros alternativos de lo más variopinto, y ahora tenemos en nuestras pantallas In Time, que nos muestra un mundo en el que el tiempo es la vida, literalmente. Protagonizada por Justin Timberlake, es una cinta interesante que no despliega todas sus posibilidades.
En un mundo donde el tiempo es moneda de cambio y todos viven con una continua cuenta atrás que marca sus vidas, Will Salas conocerá a alguien con cientos de años que, harto de vivir, le concede todo el tiempo que le queda. Ésto y descubrir la verdad del sistema de adjudicación de tiempo iniciará una cadena de acontecimientos que hará temblar los cimientos del sistema establecido. La verdad es que la historia es interesante, sobre todo por esa equivalencia que se hace del tiempo con el dinero de nuestro mundo, estableciendo paralelismos que pueden dan escalofríos bajo la afirmación que se hace en la película de que “para que unos pocos vivan eternamente, muchos deben morir”. Sin embargo hay huecos en la historia y el mundo alrededor del que se desarrolla todo que hacen que te pierdas un poco, como qué son las zonas horarias y algunos aspectos sobre la policía del tiempo. Para compensar eso y bajones argumentales tenemos en cambio a un reparto de buenos actores, empezando por el artista Justin Timberlake, que sorprende cada vez que aparece en la gran pantalla. Acompañándole tenemos a Amanda Seyfried y a Cillian Murphy, que consigue que deje de darme repelús su cara de muñeco con un personaje bastante interesante. Destacaré la banda sonora, de Craig Armstrong, al que sólo conocía por la partitura de Moulin Rouge y que no está nada mal.
En definitiva, In Time, sin ser la película del año, es entretenida, aunque los fallos de guión a veces te dejan un poco con cara de mono, y en los actores ayudan a sostenerla y la convierten en algo más pasable. Si te gusta la ciencia ficción y los mundos alternativos es posible que te guste.
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